EL DESASTRE DE PANAMÁ

El sastre de Panamá, cogió la máquina Singer y aplicó el cursillo de Corte y Confección para elaborar un traje a medida de los golfos que evaden impuestos. Hablar de corrupción a estas alturas de la película ya es papel mojado. Pero los conocidos como papeles de Panamá están más bien pringados y mojados pero en este caso, de la porquería que esconden los cientos de afectados en todo el mundo. Ya todos tenemos el vaso de la paciencia colmado desde hace meses y años, pero asombra el nivel de putrefacción existente en algunas zonas del planeta. Ya es de tal calibre, que lo extraño es que La Tierra no esparza mierda al espacio en su movimiento de rotación diario. Ya lo ven ustedes, a punto de cumplir con Hacienda, y nos enteramos de que la Infanta Pilar, Messi o Almodóvar figuran entre las personas que, en nuestro país, evadían impuestos a través de entramados societarios en paraísos fiscales. Cuando uno ve en la nómina la casilla de las retenciones y lee la prensa estos días, no me negarán ustedes que dan ganas de presentar una próxima declaración de la renta de manera presencial y con un sobre que esté lleno de estiércol, pero ya lo saben ustedes, alguien tendrá que sostener este sistema ahora que ya sabemos que Hacienda somos sólo unos cuantos. Por buscarle el lado positivo a todo este escándalo, permítanme que barra para casa. Ante aquellos que habían pronosticado que el periodismo ya no servía para nada, y que el futuro de la comunicación estaba en manos de concursantes de Gran Hermano, aquí tienen una bofetada en la frente. Periodismo en mayúsculas es lo que se ha hecho para dar a conocer esta noticia, que han difundido en España El Confidencial y la Sexta. Es el trabajo de un Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación y Suddeutsche Zeitung, que han dedicado un año a estudiar toda la documentación. Vivimos en una sociedad que apesta a podrido, pero al menos alguien ha tenido los benditos bemoles de tirar de la manta y desmontar el taller de estos sastres de Panamá.