En esta época del año, ya algunos andábamos disfrutando de las merecidas vacaciones después de recibir las notas. El estado de ánimo se dividía entre el "progresa adecuadamente" y el "necesita mejorar", y de esas dos palabras dependía nuestro futuro más cercano. Disfrutar de la playa y de las largas tardes entre juegos, o pegados al Vacaciones Santillana para no desandar el camino andado.
Las notas del ministro de Educación son un objeto de deseo para los malévolos planes de quienes estén esperándole en la bajadita. Más le vale guardarlas bajo llave porque como alguien encuente un cinco raspado en su historial, le van a dar hasta en la foto de carnet en que salga con baby, porque aviso, ya salieron las de Aznar y como podían imaginar no llegaba al seis y medio.
Las notas del ministro Wert durante este año son un cúmulo de suspensos, pero a pesar de ello en casa no le castigan, sino que encima le van a dedicar una campaña de promoción para contar las bondades de algunas de sus hazañas. Ya nos hubiera gustado a muchos, tener unos padres tan tolerantes con los suspensos.
En fin, que si estamos poniendo escollos al que quiera estudiar exigiéndole mayor esfuerzo, bueno sería recordarle al ministro que en los barómetros su nota no llega ni a un dos. Así que vaya comprándose un cuadernillo rubio de cálculo, porque las cuentas no salen y el verano va a ser muy largo.
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