En los cuentos infantiles, los familiares de los reyes, príncipes y princesas siempre han sido los malos de la película. Las madrastras y hermanastras confabulaban para amargarle el final feliz del cuento al protagonista.
Algo similar le está pasando al Érase una vez de los Borbones. Si no tenían suficiente con yernos, hijas y amigas entrañables ahora se suman los primos lejanos....Ya lo advirtieron los economistas cuando acuñaron eso de la prima de riesgo. A lo que vamos, que en los periódicos ya no quedan páginas para hablar de imputaciones, y mientras a unos se les imputa, otros se emputan. De las imputaciones ya no se salvan ni los muertos, y si no que se lo pregunten a la ministra Fátima Báñez, que hasta al más allá han ido a buscar a su padre para colgarle otro muerto, nunca mejor dicho.
En el más acá, lo dicho, la producción de chorizos hace tiempo que está al mismo nivel que en la fábrica de Revilla. Por cierto, reivindico desde aquí el honor de este embutido, denostado en los últimos tiempos. Ya les gustaría a muchos tener un poco de chorizo que llevarse a la boca, pero mientras unos declaran en los juzgados por lo que roban, falsean o dejan de declarar, aquí nos peleamos por dar de comer a niños con problemas objetivos de nutrición y eso, por desgracia, no es ningún cuento.
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