UNA CIUDAD DE PRIMERA

La imagen que dio parte de la afición de la Unión Deportiva las Palmas este fin de semana no tiene otro calificativo que lamentable. No sé si a individuos como los que protagonizaron los altercados en el estadio de Gran Canaria se les puede considerar incluso aficionados, por lo menos no al fútbol. Serán aficionados en todo caso a armar la bronca, a la violencia, a la falta total de civismo y unas mínimas normas de comportamiento. Ahora todos hacemos reflexiones, a toro pasado, que es más fácil. El caso es que imágenes como las que vimos son un reflejo de parte de la sociedad en la que vivimos y que no sólo es patrimonio de Canarias. Lo habrán visto también en imágenes en otros campos de fútbol esta semana, donde también hubo provocaciones y hasta algún calvo a los aficionados de los equipos contrarios. Tenemos un grave problema muchos fines de semana en estadios de fútbol donde los padres son un ejemplo lamentable y son los primeros que cascan a un árbitro o se lían entre ellos para convertirse en un espejo en el que sus hijos se mirarán en un par de años. Olvidamos que el deporte es nobleza y, sobre todo, juego limpio. El espectáculo ha sido bochornoso, pero tampoco hagamos ahora linchamiento público de los golfos. La justicia será la que determine qué responsabilidades tienen y qué falló para que energúmenos así nos hayan convertido en portada nacional. La publicación de imágenes no creo que conduzca a nada, salvo a fomentar un clima de venganza que no beneficia a nadie. La verdadera afición de la Unión Deportiva es de primera y, a pesar de bromas pesadas y de memes que llegan a través del móvil, muchos creemos en una sociedad canaria por encima de pleitos y en la que la educación, en casa y en la escuela, es un pilar básico.