martes, 17 de mayo de 2016

LA IGLESIA TIENE NOMBRE DE MUJER

No les voy a decir nada nuevo si les saco el tema de la poca presencia femenina que hay aún entre los cargos directivos de las empresas. Se saca a colación el debate cada 8 de marzo, y a todo el mundo se le llena la boca durante esos días con reflexiones sobre la conciliación y los baches que encuentran -encontramos- las mujeres en el desempeño de nuestra vida profesional. El debate se acaba el 9 de marzo y así hasta el año siguiente. La empresa de la que les hablo es una institución que para muchos huele a alcanfor, pero en ella las mujeres han estado desde el inicio de los tiempos. El rol era limitado: madre, esposa, tentación para Jesucristo, costilla de Adán y culpable del pecado original. Con esa tarjeta de presentación poco había que esperar. Sin embargo, el Papa Francisco ha abierto una de esas puertas infranqueables para dar más protagonismo a la mujer en la Iglesia y hay quien ya ha puesto el grito -nunca mejor dicho- en el cielo. Realmente si lo piensan fríamente, hay seguramente más mujeres en la Iglesia que cargos directivos en las empresas, pero tocar los cimientos de instituciones intocables, es lo que tiene. Lo mismo pasa cuando se toca a la familia. Si no que se lo pregunten a la diputada de las CUP Anna Gabriel, a la que se le ocurrió plantear un modelo de crianza colectivo para los hijos. No seré yo quien defienda a Anna Gabriel, pero esta señora no ha descubierto la pólvora. Es algo que se hacía en los kibutz de Israel y que tampoco difiere demasiado de lo que practicamos en la actualidad. Padre y madre biológico todos tenemos, sea de carne y hueso o en forma de inyección. Cuando uno tiene un grupo grande de amigos, todos en algún momento educamos a los hijos de otro o al menos tenemos ganas de darle una nalgada cuando se pasan de la raya. Todos crecemos nutriéndonos de lo que tenemos alrededor, sea la tía Angelita, la amiga coñazo de mamá, el amigo gay, el abuelo o la profe de la guardería. Lo importante es que alguien nos trasmita valores y cariño y, a ser posible, que no sea a través de la televisión. El problema de estos debates viene cuando se traspasan las fronteras y se aprovecha la coyuntura para dar por las narices a la mujer que se sale del tiesto pensando más de lo que debe. Criar a los hijos en comunidad, lo que propuso ella, ha pasado a ser acostarse con varios hombres en plan comuna y así, ya de paso, aprovechamos las declaraciones previas de la proponente del debate para escribir un titular periodístico donde se la califica y -digo textualmente- de puta y mal follada. Las instituciones, como todo, están para cambiarse. La familia nuclear como la conocemos es de bastante reciente creación, si lo piensan con detenimiento. Este fin de semana se conmemoró el día de la familia, quizá lo que tienen que hacer las administraciones para celebrarlo es velar porque todos tengamos derecho a elegir el modelo de familia que nos dé la gana, siempre y cuando se garantice el bienestar del menor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario