domingo, 22 de diciembre de 2013

RECONCILIACIÓN

El Soccer Stadium de Johannesburgo recibe hoy a miles y miles de almas dispuestas a despedir a su líder. Nelson Mandela, se fue definitivamente después de una lenta agonía de meses. El presidente de Sudáfrica hacía el anuncio de que Madiba se había marchado rodeado de su familia. Una familia que desde que comenzó a apagarse su luz, no hizo más que manchar su nombre y despedazarse en público como aves de rapiña por la herencia del líder y por decidir el lugar donde reposarían sus restos. 
La ceguera de la familia Mandela, les ha hecho olvidar que su herencia  va mucho más allá del negocio vitivinícola y del merchandising con su imagen, con el que se llevan frotando las manos desde que comenzó el declive del patriarca.

Me ha resultado casi una aberración escuchar algunos de los mensajes de pesar llegados a Sudáfrica. Ver a líderes políticos hablar de la lucha por la libertad, la igualdad y los derechos humanos,  de los que Mandela fue un ejemplo, en un momento en el que  demuestran a diario el mayor de los desprecios hacia las libertades y los derechos humanos, que se quedan acuchillados en una valla fronteriza, recortando prestaciones o eliminando derechos a golpe de decreto ley.

Más de uno debería de dejar de cantar alabanzas a los muertos y actuar en vida. De nada vale decir, con frases grandilocuentes, que Mandela hizo de la Concordia la fuerza de su mandato, si cuando te apagan el micro, no haces más que sembrar discordia. Hagan el favor de tomar ejemplo y no tomar el nombre de Mandela en vano.

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