De género femenino y -sin duda- singular, ha sido la protesta que realizó un grupo de activistas de Femen en el Congreso de los Diputados. Desde los tiempos de Tejero, una irrupción en el Congreso no había despertado tanto interés. Sus señorías contemplaban ojipláticos la escena y los ujieres de la Cámara se echaron a suerte el magreo que les vino caído del cielo. Más allá de la posición que cada uno adopte sobre el aborto, esta nueva forma de protesta ha venido a España y parece que para quedarse.
A muchos nos gustaría ver a los diputados romperse la camisa como gitanos en una boda y defender a pecho descubierto los intereses de las islas...pero parece que la táctica de alguno es más que el escote, un cuello de cisne que les abrigue bien la garganta y que de paso, les ayude a esconder la cabeza y no dar la cara. Si contamos motivos para protestar, este curso político podría haber en el Congreso más pechos al aire que en una peli del destape...Si Esteso y Pajares fueran diputados, este año se pondrían las botas, aunque para comedias insustanciales, ya tenemos ministros y diputados electos.
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