lunes, 21 de octubre de 2013

Cachetada a la justicia

El tribunal de Derechos Humanos ha dado una bofetada con la mano abierta a la justicia española. La decisión de anular la doctrina Parot, convierte a las rejas de la cárcel en un coladero por el que podrán escabullirse algunos presos más.
Como mínimo, da un poco de asco la victoria moral del terrorismo frente a Europa, sobre todo porque uno se plantea si vale más la libertad de quien mata que la vida de la víctima. El debate está abierto, pero no es menos cierto que -por suerte o por desgracia- Europa ha tenido que recordar a nuestro país que las penas tienen un límite y  que estirarlas como un chicle no ha hecho sino agrandar un problema.
Para las familias de las víctimas  no habrá consuelo que valga ni tampoco pena suficiente de prisión para reducir el dolor.  Si la puerta de la cárcel tiene que abrirse para dejar en libertad a estos delincuentes, sería conveniente -como mínimo- evitar dolores futuros a las víctimas sin consuelo y a los verdugos que hayan cumplido con la justicia, por mucho que fastidie.  Para ello, se podría empezar por coger el toro por los cuernos y garanizar la total y absoluta despolitización del poder judicial. 

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