lunes, 7 de septiembre de 2015

LA CUOTA

Este blog nació con el nombre Dios aprieta y ahoga...después de los últimos meses de verano, lo que parecía una exageración de título casi se queda corto con lo que nos está tocando vivir. Cuando miramos a la vieja Europa, uno pierde la fe en el ser humano, y sobre todo, en los que elegimos para regir nuestros destinos, que se han dedicado a mirar para Cuenca mientras las fronteras se desangran y se genera una crisis humanitaria sin precedentes desde la segunda guerra mundial. Desde la playa y disfrutando de un cóctel, a la gente le resulta muy molesto e inoportuno ver a un niño tragar arena porque muere en la orilla de una playa. Ahora piensa...mientras tú has estado tirado en la hamaca tu hijo hacía castillitos con la arena...a otros el castillo se les derrumba en la cara porque nunca volverán a ver jugar a sus hijos...ni en la orilla ni en ningún lado. Hablamos de cifras, de cupos y de cuotas, la misma palabra que utilizamos por ejemplo para la pesca del atún rojo. Duele la insensibilidad, la falta de soluciones, el esto no me toca y no me quita el sueño. Pero hay que ver imágenes, hay que ver niños muertos, personas sufriendo, porque a algunos aún les tiembla la carne, y ven erizarse su piel con el sufrimiento ajeno. Son esos mismos que acuden a dar una manta, alimentos o aplauden la llegada de una guagua llena de refugiados. Esos son los que permiten mantener el hilo de la esperanza de que no todo está perdido. Mientras faltan soluciones políticas, la sociedad aplica su propia receta: dosis de empatía.

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