lunes, 12 de enero de 2015

AFILANDO EL LÁPIZ

Mañana es día 14 y regresa a los kioskos la revista Charlie Hebdo. Saldrá elaborada por sus supervivientes que han pasado una semana afilando el lápiz, como quien carga una y otra vez el cartucho de una escopeta. Los que atentaron contra esta publicación se olvidan de que si partes un lápiz por la mitad, sólo hace falta afilarlo de nuevo para poder seguir haciendo trazos. Durante esta semana hemos visto a la vieja Europa manifestarse como una piña por la libertad de expresión, salvo en España, donde debe ser que ya estamos inmunizados contra el terrorismo, porque aquí no se vio ninguna manifestación masiva, claro que resultaría peculiar que el Gobierno decida salir en tropel para protestar por quien cercena la libertad de expresión, cuando en casa andamos amordazados desde la aprobación de la ley que castiga al que se ponga gallito. No ha sido la única imagen curiosa de estos días, otra de las buenas es el selfie de los líderes europeos cogiditos del brazo y fingiendo ir en la cabecera de una manifestación, cuando en realidad iban bien distanciados de la muchedumbre. Tal y como ocurre en la realidad, la gente camina varios metros por detrás del político, casi como la emperatriz de Japón, que siempre guarda una distancia prudencial. Lo cierto es que ha sido una semana de movilizaciones y protestas pero también de mucha incertidumbre sobre el futuro de la convivencia en esta torrel de Babel y si no, párense a mirar las manifestaciones antiislamistas que hubo en Alemania justo antes del atentado de París. No había hecho falta atentar contra una revista para que el odio ya estuviera instalado. La alianza de Civilizaciones cae en picado, si es que alguna vez existió, mientras nos olvidamos de que además de 11s, 11m y muchos yo soy Charlie, la otra mitad del mundo se desangra todos los días con matanzas que pasan desapercibidas, pero para esas no hay ni pancartas ni movilizaciones. Hasta en la muerte, hay categorías.

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