Para un canario, la cuesta de enero ya no es cuesta, es una pechada....esa subida que tienes que hacer en zigzag y cogiendo resuello de cuando en cuando para llegar a lo alto. Después del atracón de compras y de comida, todo se nos hace aún más cuesta arriba, pero tranquilos, ya sólo nos falta echarnos a rodar, eso sí, más allá de esta cuesta nos espera un oasis de brotes verdes tan mullidos que serán como un colchoncito donde reposar la siesta.
Fíjense si hay gente con prisa por llegar a esos brotes que es capaz de dejarse la crisma en el intento. Si no que se lo digan a la Merkel que se metió lo que viene siendo un gajo por calzarse en los esquíes de la austeridad colina abajo....es lo que tiene....su pelvis germánica se ha ido al garete...
Aquí más cerca de casa, los Reyes Magos se han metido en la oficina del paro hasta el próximo año y confían en que la temporada de invierno en el turismo les permita trabajar un tiempito más. Baltasar ya ha conseguido un trabajo en un pub sirviendo mojitos, Gaspar tiene una entrevista en una ETT y Melchor está planteándose seriamente la prejubilación, que ya no está para muchas Pascuas, igual que el Rey Don Juan Carlos, que por mucho que se vista de verde está demasiado maduro hasta para leer discursos.
A lo que vamos, amigos, que ya es 7 de enero, que empiezan las rebajas y que no se desesperen hoy en las colas cambiando los regalos que les quedaron chicos... en un par de días volvemos al peso y si no ya saben la receta, mucho ajo y mucha agua...
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